¿Sabías que en España se desperdician 7,7 millones de toneladas de comida al año? Un dato alarmante y preocupante que en el conjunto de la Unión europea, donde el 30-50% de los alimentos comestibles no llegan a ser consumidos, alcanza los 89 millones de toneladas de pérdidas y desperdicios, sin contar las mermas y descartes en producción primaria. 

Lo cierto es que resulta incomprensible pensar cómo es posible que mientras millones de personas sufren carencias y hambre, un 30% de la superficie agrícola del mundo se destine a producir alimentos que se desperdician. Además, se calcula que el desperdicio alimentario es el responsable de una cuarta parte de las emisiones de CO₂. Estos son algunos de los argumentos por los que se pretende que de aquí a 2030 se reduzca al menos a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial. 

Imperativo ético

España ha puesto en marcha la Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario para reducir el problema, siguiendo la estela de normas similares en Francia e Italia. El despilfarro alimentario perjudica al conjunto de la sociedad, porque encarece el acceso a bienes de primera necesidad, malgasta recursos naturales escasos que se utilizan en la producción y el trabajo de agricultores y ganaderos, aumenta los residuos y el impacto ambiental, y lastra la eficiencia del sector productivo y su competitividad. Esta ley trata de orientar hacia un sistema de producción más eficiente, que enfoque al desarrollo de una economía circular. 

La motivación de la ley responde al imperativo ético que tienen los poderes públicos de reducir drásticamente el volumen de pérdidas y desperdicio alimentario y potenciar la justicia social, protección ambiental y crecimiento económico. Es una obligación también para todos los operadores de la cadena, y una tarea que debe implicar al conjunto de la sociedad. Leer todo esto resuena como algo dentro del sentido común, sin embargo hasta ahora, como sociedad, hemos pasado de puntillas sobre el problema.

HORECA: obligación de entregar lo no consumido

En Disserra sabemos que en HORECA son muchos los profesionales comprometidos y responsables desde hace mucho tiempo, no solo con el desperdicio alimentario, sino con la economía circular.

Hay un apartado específico en la nueva Ley para el canal HORECA que indica que tiene la obligación de facilitar al consumidor que pueda llevarse, sin coste adicional alguno, los alimentos que no haya consumido (salvo bufés libros y similares), y debe informar de ello de manera clara y visible en el propio establecimiento. Para ello, debe disponer de envases de uso alimentario reutilizables o fácilmente reciclables. Realmente esto es algo que ya se venía produciendo pues siempre ha existido la posibilidad de que cuando el cliente pidiera la comida que sobraba en el plato, se lo pudiera llevar. La nueva Ley hará que haya muchos más clientes concienciados que harán uso de esta posibilidad. Además el hostelero, al informar sobre el tamaño de las raciones que ofrece, permite a sus clientes adecuar sus pedidos y minimizar la posibilidad de desperdicio.

La división profesional de Unilever sostiene que gestionando de forma adecuada los desperdicios, es posible ahorrar mucho dinero, concretamente, los cálculos muestran que un restaurante español tira 3.000€ a la basura de media cada año. Podemos enfocar esta nueva obligación como una nueva oportunidad para construir juntos, restaurantes y clientes, un mayor equilibrio social, siendo conscientes de que estas actuaciones que a priori parecen pequeñas impactan positivamente en el planeta. Son las pequeñas acciones las que consiguen grandes cambios. 

Una cuestión de prioridades

En un ámbito más general, las implicaciones del nuevo marco legislativo para las diferentes organizaciones trae ciertas obligaciones que tendrán que cumplir todos los agentes de la cadena alimentaria. Entre ellas, destacan la obligación de colaborar con las Administraciones para la cuantificación de los residuos alimentarios; o la de aplicar a las pérdidas y el desperdicio alimentario la jerarquía de prioridades: donación para consumo humano, transformación en productos alternativos, alimentación animal y piensos, subproductos de otras industrias y residuos; o el desarrollo de un Plan de Prevención para la minimización y el aprovechamiento de los recursos. 

• La prioridad máxima será siempre el consumo humano, a través de la donación o redistribución de alimentos La Ley contempla también el compromiso por parte de los agentes de la cadena, quienes deberán suscribir convenios de colaboración con empresas, entidades de iniciativa social y otras organizaciones sin ánimo de lucro o bancos de alimentos para la donación de excedentes. Las entidades de iniciativa social que sean receptoras de donaciones deberán garantizar la trazabilidad de los productos donados mediante un sistema de registro de entrada y salida de los alimentos recibidos y entregados. Sólo podrán destinar estos productos a la donación, sin que en ningún caso puedan comercializarlos, y deberán realizarla sin ningún tipo de discriminación entre los beneficiarios.

• La segunda prioridad establecida es la transformación de los alimentos que no se hayan vendido, pero que mantengan sus condiciones óptimas de consumo. En caso de que los alimentos no sean aptos para el consumo humano, se deberán utilizar para alimentación animal y fabricación de piensos, como subproductos en otra industria, o para la obtención de compost o biocombustibles.

De igual manera, se incentivará que los agentes de la cadena alimentaria ajusten las fechas de consumo preferente de sus productos hasta el máximo que garantice una adecuada calidad de los mismos y se promoverá la investigación y la innovación sobre la viabilidad de los alimentos para alargar la vida útil.

Con la aprobación de esta ley, el Gobierno pretende dar un paso más en su compromiso con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluidos en la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El ODS 12.3 establece en concreto la aspiración de “reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha”.

El articulado incluye un régimen sancionador para quienes no cumplan las nuevas exigencias. Información más completa ofrecida por el Gobierno de España AQUÍ: y en esta publicación de la revista AE de autónomos y emprendedores AQUÍ. 

Disserra

La nueva normativa conocida coloquialmente como el ‘táper gratis’ para las sobras hace que sea imperativo contar con envases adecuados para ello no solo en restaurantes, sino también en cualquier establecimiento con servicio de comedor o catering como colegios, hospitales, residencias…

En Disserra ayudamos a los negocios hostelero a la elección de envases amigables con el entorno, cada vez mejor valorados por los consumidores, que impulsen una economía baja en emisiones de carbono, fabricados en cartón, totalmente reciclables o compostables que facilitan el cumplimiento de la norma.

Todo esto no es algo nuevo para nosotros, pues ya apoyamos a nuestros clientes cuando tuvieron que reinventarse durante la pandemia a través del take away y el delivery, lo que unido a nuestro objetivo estratégico de contribuir a un mundo más sostenible, nos está llevando a introducir cada vez más referencias sostenibles en nuestro catálogo de productos.